Todo el mundo sabe qué son los Crash Test Dummies (maniquíes de pruebas de choque) pero nadie conoce al Crash Test Dummy por excelencia. Yo tampoco lo conocía hasta que el otro día, en una de mis visitas al paddock, tuve el gusto.
Lo vi tras el GP de Canadá, al entrar a un cuarto en semipenumbra. Allí estaba, a un lado, sentado en una silla, con las pegatinas circulares de cuadrantes amarillos y negros. El maniquí, vestido con el mono de piloto, parecía una persona de carne y hueso. Tenía los ojos cerrados, y parecía como si estuviese durmiendo la siesta.
Sin embargo, por la forma del cráneo, por las proporciones del tronco y las extremidades, saltaba a la vista que era un maniquí, y sobre todo por la expresión inexpresiva entre perplejidad y estupidez que les ponen a todos los dummies. Ninguna persona sería capaz de conseguir semejante expresión de pasmao en la cara, y al que fuera capaz habría que darle una colleja para que espabilase.

Crash Test Dummy
Total que, tras comprobar que no había nadie en ese cuarto, me quedé observando al dummy. A la inexpresión del rostro se añadían las pegatinas circulares en las sienes y en la frente que parecían dianas retándote a darles un golpe. A duras penas me contuve, y desvié la vista hacia otras piezas que había en el cuarto: alerones delanteros, suspensiones, pontones, alerones traseros… Todos estaban rotos. Parecía que en ese cuarto era donde se guardaban los restos de choques de prueba. Lo curioso es que todos estaban etiquetados con el nombre de Hamilton.
Dí un último vistazo alrededor y, me disponía a irme, cuando, según pasaba junto al maniquí, le miré por última vez a esa cara de dummy, tan inexpresiva, tan pasmada, tan de “dame dos collejas”, que se me encendió la sangre y no sé ni cómo ni por qué le aticé una tremenda patada en la entrepierna.
El maniquí se dobló como un pelele y me pareció incluso oír como un gemido, pero sólo era impresión mía sugestionado por lo bien articulados que están esta especie de Madelmans (o Geypermans) a escala real, porque se había quedado doblado, de rodillas, con el frontal del cráneo apoyado en el suelo por la zona de la pegatina, y, lo más curioso, por la rapidez con que se dobló, los brazos y manos habían adoptado una postura como de cogerse el bajo vientre. De repente sonó otro ruido que, si yo no supiera que eran los chirridos de los muelles de los sensores dinamométricos, hubiera jurado y perjurado que era como un gemido ahogado, como de alguien que se hubiese hecho trizas las vísceras por dentro.

¡Estoy doblao!
Un poco mosqueado, encendí la luz y vi que el maniquí, que seguía de rodillas con la frente pegada al suelo por la pegatina, no era del color carne habitual, sino que era algo más tostado y seguía gimiendo de forma contenida, como de muy reventado por dentro. De repente caí en la cuenta y salí del cuarto de puntillas, a pasos largos, sin hacer ruido, cruzándome al pasar la puerta con Jenson, que estaba partido de la risa con un taco de pegatinas de dummy en la mano. Poco después salía Lewis, medio doblado, agarrándose el bajo vientre, con las pegatinas de dummy todavía en el cráneo.
- Hola Lewis, tienes mal aspecto. ¿Te ha sentado mal la siesta que te has homenajeado tras tu carrerón de 7 vueltas?
- No, Jenson, no… Yo creo que ha sido la comida, porque me he despertado con un dolor tremendo en el bajo vientre.
- Uy, Lewis, eso no va a ser de la comida. A ver si va a ser un efecto secundario de los golpes en la pista. ¿Cuántos has tenido hoy?
- Creo que menos que en Mónaco… pero ahora no recuerdo…
- Uy, mal asunto que no te acuerdes… Deberías hacerte una resonancia craneoencefálicotorácica, porque se empieza no recordando qué te ha pasado, y se acaba olvidando quién eres…
- Ser… ser o no ser… Estoy un poco aturdido, como con vista borrosa… Voy a verme un momento en este espejo… ¡Dios mío, Jenson!
- Dime Lewis, ¿qué te pasa?
- ¡Que no recuerdo quién soy! Me veo en el espejo y sé qué soy, pero no sé quién…
- ¿Cómo que sabes qué eres pero no quién eres?
- Sí, Jenson, ¡mira las pegatinas que tengo en la cara!… Es evidente que soy un dummy… por fin sé cual ha sido mi finalidad en Mónaco y en Canadá, pero no sé qué tipo dummy soy… ¿de colisión frontal?… ¿de colisión lateral?… ¿de colisión azimutal?…
- Mira que eres melón: eres el Dummy de todos los dummies… ¡el más descerebrado!… ¡el mejor!
- ¡Oh, gracias, Jenson! No sé qué haría sin ti.
- Harías poca gracia, Lewis, muy poca gracia…Hala, vete a dormir que te lo has ganado.
- Gracias, Jenson… Eres un verdadero compi, y no como Fernando…
- Sí, sí… hala vete, majete… y por lo seco, que lo mojao no es lo tuyo… Ya te daré unas clases cuando me retire…
- ¿De veras, Jenson?…
- Qué no, tontín… que era bromaaa…
- Joer, Jenson, tú y tu humor británico… siempre pico…
- No te lo tomes a mal, tontorrón… Toma una pegatina de regalo…
- ¡Osti, tú! ¡Una pegatina de dummy! ¡Qué ilusión!… La pondré en el frontal de mi coche… ¡Qué compi, tengo, qué compi!… Adiós, Jenson…
- Adiós, Lewis… ¡Cuidado! ¡¡¡Para!!!
- ¡Qué, qué!… ¡Qué pasa!
- Uuuy, por qué poco… ¡Casi pisas un charco!
- ¡Joer, Jenson!… ¡Otra vez, no!
- Ve con dios, Lewis del santo poder…
- ¡Jó, qué cruz!…

- "Papi, no te la pegues, que no ganamos para coches" - "Don't worry, Lewis"
😀
Vaya Emerson F.!!! que bueno!!!
Gracias por la historia tan misteriosa e interesante y por el hilarante final 🙂
Besos, gran estreno.
Emerson, what are you doing?
Lewis
Hey, Lewis. Please, don’t copy my phrase!
Jenson
Lewis:
It’s only a joke. Excuse me, please!
Best regards
Gracias Choche 😉
Elena, espero que no acabemos en los tribunales 😀
Muy bueno….
😀
Gracias Popezz 😉
jajaja muy bueno
Gracias Marta 😉