Como dice la canción, “Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío…”, y un trocito de mi vida se ha quedado vacío al perder a mi compañero de penurias blogueras y formuleras, pero sobre todo mi amigo, mi apoyo en momentos difíciles y delicados y mi confidente; Alejandro. Khan.
Antes de ponerme a escribir esto, al saber de la proximidad de lo que nunca quisimos sopesar como una posibilidad en nuestras charlas, le pregunté a él si le parecería bien que escribiera algo sobre nosotros, nuestra relación y mis sentimientos sobre él y estos momentos. Me dio su aprobación con una frase muy de su estilo:
“Por supuesto, Elena. Escribe lo que te salga del alma. ¿Cómo me va a molestar eso?”
Y de hecho he trabajado en el texto a ratos, entre disgusto y disgusto, según las noticias iban llegando y nos hacían ver que lo inevitable iba a llegar.